Blogger Invitado. Carlos Enrique Saldívar: Revista Nictofilia, Número 2

Nictofilia. Revista literaria hispanoamericana de terror.

Año 2 Número 2, febrero de 2017.

113 pp.

Editorial Cthulhu

Para comprarlo vayan a la página de la editorial

 

 

En julio de 2016 apareció la revista «Nictofilia», número 1, notable publicación dedicada a la literatura fantástica. Salió en papel y luego fue digitalizada. El objetivo del volumen era dar a conocer las manifestaciones de fantasía y terror en los autores, sobre todo de los latinoamericanos, lo cual es una labor muy necesaria, pues de momento no hay muchas plataformas nacionales en las cuales escritores peruanos y de todo el mundo (que deseen dar a conocer su trabajo por estos lares) puedan colocar relatos trasgresores, fuera de lo común, en pocas palabras: textos no realistas. Abundan las revistas literarias y académicas abocadas a examinar áreas culturales diversas, y es cierto que varias de estas publicaciones (muchas de ellas académicas) brindan sitio a ficciones sobrenaturales, terroríficas o de ciencia ficción, y a estudios sobre estos temas; no obstante, la prioridad, en general es otra para estas plataformas. Lo oscuro, lo horrendo, lo maravilloso, lo insólito aún están en proceso de difusión mediante diversos espacios literarios, digitales e impresos, y también a través de eventos de bastante prestigio, como congresos, coloquios, simposios, talleres, conferencias, cursos. La literatura fantástica puede alcanzar altas cotas artísticas en las manos de un hábil creador, es una literatura especial, y no puede queda exenta de abordajes por parte de escritores maduros y las nuevas generaciones de autores. Y dentro de la literatura fantástica se encuentra el horror sobrenatural, del cual el paradigma podría ser todavía Howard Philips Lovecraft.

En su número 2 la revista ha modificado su dirección para centrarse en el terror, un género narrativo tan precioso como estremecedor que mantiene cierto encanto y apogeo en relatos, cómics, cine, videojuegos. También es importante el cambio en la revista con el logro de alcanzar más autores y, por ende, más lectores. Ahora se incluyen no solo escritores americanos, sino también españoles, y es hecho conocido que en España hay una importante tradición de terror y creadores literarios bastante relevantes que publican dentro de esta corriente artística.

Hay diferencias entre el terror, el horror y el gore. En el libro «La civilización del horror. El relato de terror en el Perú», el académico Elton Honores hace el distingo con base en las aseveraciones de diversos expertos, como Stephen King y David Pringle. En resumidas cuentas, el terror es un síntoma, una sensación, una respuesta mental ante el daño y la muerte, es saber que hay algo monstruoso al otro lado de la puerta. El horror, en cambio, es una respuesta física y somática ante una amenaza palpable, es ver cara a cara al monstruo que ha abierto la puerta y se aproxima. El gore es cuando el monstruo le arranca las entrañas a la víctima, de modo gráfico y sin sutilezas.

De este modo se entiende que el dossier en este número sea el horror erótico.

El horror y el erotismo nunca han estado tan alejados en el arte literario, pensemos en algunas obras de Richard Laymon, Dean R. Koontz, Popy Z. Brite, y en el caso peruano se me vienen a la mente excelentes textos de Carlos Carrillo, Tanya Tynjala y Gonzalo Del Rosario. El hecho es que el terror, que apunta hacia el horror, puede ser un género adulto; y la exacerbación de la violencia, lo grotesco y el sexo (desembocamos en el gore) encajan perfectamente dentro de la historia de miedo, eso sí, con una dosificación cuidadosa, no es lo mismo erotismo con terror que terror erótico. No sé, se puede teorizar mucho a través de lo expuesto, quizá el terror, esa percepción perturbadora con respecto hacia el daño y la muerte, se halle ligado, en ciertas circunstancias, al acto sexual, el coito, lo que se encuentre antes y después del mismo, y los elementos que lo circunden, el sujeto, el cuerpo, el objeto de deseo, los escenarios, los diálogos, el deseo, el amor. Ambos, el terror y la pasión pueden conducir a la destrucción del individuo. Por ende, considero que la sexualidad y la sensualidad aunada al espanto y el pavor crean una mezcla exquisita que puede notarse a la perfección en los cuentos y poemas incluidos en este volumen.

Desde «Caídas», de Gonzalo Del Rosario, una situación cotidiana (en apariencia) que deviene en aberrante, pasando por los sórdidos recovecos malsanos de «Olores», de María Larralde, y penetrando en el universo mítico tenebroso de «El Jachirú», de Rogelio Óscar Retuerto, tenemos una visión más amplia (de lo pensado) sobre el terror escrito en idioma castellano. No hay texto que disuene con la calidad del resto. «La chica más blanca del primer ciclo» de Carlos Carrillo y Glauconar Yue, es una ficción lovecraftiana que nos presenta a una de las criaturas más sorprendentes y malignas concebida por dos excelsas plumas peruanas. Algunos cuentos pueden incluso desatar la polémica, por ese interesante tono anticlerical, como «Salomé», de Laura de La Cruz Martín, o «Solo sube un poco tu vestido», de Ivan W. Tovar. En otros relatos es el deseo sexual lo que conduce a destinos horrendos, como «Tacto», de Dolo Espinoza, o «El ritual sonoro», de Hugo Casarrubias.

La curiosidad puede ser intensa en los individuos, pero el efecto es como el percibir que hay una cosa hermosa tras la ventana, para así abrirla y descubrir una entrada al infierno (cualquiera sea el concepto que tengamos de este).

Cabe decir que el terror también puede ser de corte realista, cuando explora el thriller de psicópatas, en ese sentido son llamativas algunas incursiones, como el cuento «El hotel latino en un día especial», de R. Yair Ayala M., o en el poema «Noches en escarlata», de Brian Gonzalez. En la sección poética se atisban diversos temas, la fantasía siniestra, el vampirismo y la ciencia ficción. Lo cual muestra una vez más que unificar diversas categorías literarias puede dar a luz provocadores y estremecedores resultados.

Dicho esto, considero que «Nictofilia» hoy marca un hito con este perfecto número 2 y espero con avidez sus nuevas y espeluznantes entregas.

Sobre el autor: Carlos Enrique Saldívar (Lima, 1982). Estudió Literatura en la UNFV. Es director de la revista impresa Argonautas y del fanzine físico El Horla; es miembro del comité editorial del fanzine virtual Agujero Negro, publicaciones dedicadas a la literatura fantástica. Es director de la revista Minúsculo al Cubo, dedicada a la ficción brevísima. Finalista de los Premios Andrómeda de Ficción Especulativa 2011, en la categoría: relato. Finalista del I Concurso de Microficciones, organizado por el grupo Abducidores de Textos. Finalista del Primer concurso de cuento de terror de la Sociedad Histórica Peruana Lovecraft. Finalista del XIV Certamen Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2016. Finalista del Concurso Guka 2017. Publicó el relato El otro engendro (2012). Publicó los libros de cuentos Historias de ciencia ficción (2008, 2018), Horizontes de fantasía (2010) y El otro engendro y algunos cuentos oscuros (2019). Compiló las selecciones: Nido de cuervos: cuentos peruanos de terror y suspenso (2011), Ciencia Ficción Peruana 2 (2016), Tenebra: muestra de cuentos peruanos de terror (2017, 2018) y Muestra de literatura peruana (2018).

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